miércoles, 18 de octubre de 2017

Charlie y la fábrica de chocolate

Título: Charlie y la fábrica de chocolate
Autor: Roald Dahl
Resumen: Charlie es un niño pobre que vive con su familia: su padre el Sr. Bucket, su madre la Sra. Bucket, abuelo Joe, abuela Josephine, el abuelo George y la abuela Georgina.
La familia escasea de dinero y comida en un día muy especial: el cumpleaños de Charlie. Hace unos días antes, por la noche,  los abuelos le contaron al joven una historia. Le contaron que hace tiempo, en el pueblo, había una enorme y acogedora fábrica de chocolate dirigida por un homrecillo extraño pero alegre llamado Willy Wonka. Le dijeron que ese hombre hacía magia con las chuches como helados que duraban horas fríos, caramelos que saben a violeta, caramelos que cambian de color, dulces ligeros como una pluma, chicles que no pierden nunca el sabor, globos de caramelo que puedes hinchar hasta que sean enormes, incluso huevos que se van derritiendo poco a poco hasta que en tu boca solo quede un pequeño pajarito de azúcar. Pero ahora mismo la fábrica está cerrada porque otras empresas plagiaban las deliciosas recetas mágicas de aquel asombroso hombre y se acabó hartando. Entonces llega el Sr. Bucket con un cartel en la mano que ponía que la fábrica se reabrirá pero solo podrán entrar cinco niños con un acompañante. ¿Que cómo se decide que niños serán los afortunados? Muy sencillo, repartidos por todo el mundo habrá cinco billetes dorados en las chocolatinas que serán la entrada a la fábrica.
Al día siguiente se anunciaron los dos primeros ganadores. El primero fue un niño obeso llamado Augustus Gloop y la segunda fue Veruca Salt, una niña mimada y repulsiva.
Es el cumpleaños de Charlie y es el momento de que abra una chocolatina Wonka. La abrió y la fortuna no fue de su lado. Aquella tarde se anunciaron otros dos afortunados. Una fue Violet Beauregade una niña obsesionada en mascar chicles y conseguir la victoria y el otro fue Mike Tevé, un niño adicto a los videojuegos.
Al día siguiente el abuelo Joe, que era el más entusiasmado con el tema de los billetes dorados, a escondidas le dio a Charlie una moneda de cinco penques para que se comprara una chocolatina y ver si había suerte.
Ya en la tienda, el joven entrega la moneda y abre la chocolatina, pero sucede lo mismo. De camino a casa se encontró una moneda de cincuenta peniques y volvió rápidamente a la tienda. Se compro otra pero la suerte no quería aparecer. Pero se compró otra y... ¡Había encontrado el último billete dorado! Corrió a casa sin mirar atrás y cuando llegó dio la noticia a toda la familia.
Lo hablaron y decidieron que el acompañante de Charlie debía ser el abuelo Joe.
Llegó el gran día y todos entraron por las enormes puertas acompañados por su guía, el Sr. Wonka.
Primero llegaron a un gran paraíso hecho completamente de chucherías. El Sr. Wonka les advirtió de que podían comer todo lo que quisieran excepto el río de chocolate. La ambición pudo con Augustus Gloop que incumplió dicha norma y desapareció por un gran tubo. Más tarde los Oompa- Loompas, que eran los sirvientes del Sr. Wonka, llegaron con un gran barco que llevó a los invitados a la siguiente sala: La sala de invenciones.
En aquella sala había muchos aparatos. El Sr. Wonka les enseñó una máquina que hacía un chicle con sabor a salsa de tomate, carne asada y pastel de arándanos. Violet se quitó el chicle que tenía en la boca y cogió el que había fabricado la máquina. De pronto, la niña empezó a tomar un azul tono de piel y a hincharse hasta que se convirtió en una enorme bola azul gigante.
Así fueron pasando por mas salas hasta que solo quedaron Charlie y el abuelo Joe.
El Sr. Wonka felicitó a Charlie porque decía que había ganado. El niño y el anciano no daban crédito a lo que estaba pasando.
Los demás niños volvieron a sus casas decepcionado y con algun que otro cambio en su aspecto.
Mientras tanto, en la fábrica, el Sr. Wonka les llevó a un ascensor. Y de pronto... ¡Fiuuuuuun! Salieron disparados por los aires hasta llegar a la casa de Charlie. El Sr. Wonka le explicó a Charlie que había enviado aquellos billetes para escoger al niño perfecto que será el heredero de la fábrica, ya que el Sr. Wonka ya era muy mayor, y ese niño era Charlie. La fábrica era de Charlie y toda su familia incluso sus abuelos.
   Y así termina esta emocionante historia de nuestro amigo Charlie.

Opinión: Me parece una historia buenísima y para el nivel de lectura perfecto que tenemos todos. Yo había visto la película y hay algún detalle que tiene el libro y no la película y viceversa.

Valoración: *****          

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