EL FANTASMA DE LA ÓPERA
Autora: Gemma Lienas
Autora: Gemma Lienas
Un día, Carlota, Berta, Miguel, Eli, Mireya y Said fueron a
ver la ópera. Cuando llegaron había cinco señores que parecía que estaban
locos. Cuando empezó la ópera todos se callaron y solo se oía al
señor que estaba encima del escenario. Cuando todos estaban escuchando la ópera
se escuchó un ruido. ¡Se había caído la lámpara del escenario! La lámpara se
había caído encima del señor que estaba actuando.
Siempre mucha gente había creído que allí había un fantasma, así
que la tribu se puso en marcha a resolver el caso.
En ese momento pasó una chica con un traje marrón y la preguntaron
qué había pasado. Ella dijo que había
sido el fantasma y le dio su número a Carlota para quedar algún día y hablar
sobre ello. Quedaron un día en un parque con la tribu y con la señora del
traje. Una vez allí todos, la chica les dijo que se llamaba Adelaida.
Ella les dijo que un día podía acompañarles al teatro para atrapar al fantasma, para ello se construyeron un caza fantasmas. Así fue, uno de esos días la tribu entró al teatro, con la supervisión de Adelaida a cazar el fantasma. Entraron a los vestuarios y no había nadie. De repente, se apagaron las luces. Salieron de la habitación pero todo estaba oscuro, no se veía nada y vieron una luz de una linterna, alguien estaba allí. Le empezaron a perseguir con el cazafantasmas. ¡Estaban seguros de que era el fantasma!. Cuando estaban en frente de la luz, empezaron a utilizar el cazafantasmas pero no funcionó. En ese momento la luz se metió en una habitación. Se encendieron las luces y entraron en la habitación en la que se había metido el fantasma. Empezó a oler a huevos podridos. Adelaida dijo que los fantasmas olían a huevos podridos.
El fantasma tenía que estar cerca. Después escucharon un sonido era una frase pero no la habían entendido. Era la hora de irse. Adelaida les esperaba en la puerta.
Ella les dijo que un día podía acompañarles al teatro para atrapar al fantasma, para ello se construyeron un caza fantasmas. Así fue, uno de esos días la tribu entró al teatro, con la supervisión de Adelaida a cazar el fantasma. Entraron a los vestuarios y no había nadie. De repente, se apagaron las luces. Salieron de la habitación pero todo estaba oscuro, no se veía nada y vieron una luz de una linterna, alguien estaba allí. Le empezaron a perseguir con el cazafantasmas. ¡Estaban seguros de que era el fantasma!. Cuando estaban en frente de la luz, empezaron a utilizar el cazafantasmas pero no funcionó. En ese momento la luz se metió en una habitación. Se encendieron las luces y entraron en la habitación en la que se había metido el fantasma. Empezó a oler a huevos podridos. Adelaida dijo que los fantasmas olían a huevos podridos.
El fantasma tenía que estar cerca. Después escucharon un sonido era una frase pero no la habían entendido. Era la hora de irse. Adelaida les esperaba en la puerta.
Con el
tiempo, descubrieron que la frase que habían oído era “Do de pecho”. Era la nota
más aguda que se podía cantar. El que hiciese el do de pecho durante 5 minutos
convertiría a las personas en autómatas. Fueron a las alcantarillas para
descubrir de donde venía el olor a huevos podridos. Ese era el lugar de donde
venía el olor. Cuando llegaron vieron a un señor con un neopreno y un bigote
gigante que enchufó unos cables. Después la tribu se fue a una tienda llamada
la casa de Bach.
Pidieron una partitura que tuviese do de pecho y el señor de la
tienda se puso nervioso. Justo en ese momento saló un señor con un gran bigote
del baño. Era el señor que había estado en las alcantarillas y se había
cambiado de ropa. El señor les dio la partitura. A la tribu no le sirvió para
nada. Después de unos días el grupo se separó para buscar pistas. Unos se
fueron a casa de la abuela de Mireya, mientras otros al pie de una tormenta, se
fueron a las alcantarillas a desenchufar los cables que enchufó el del neopreno.
La tribu sabía que los 5 señores que se encontraba en el teatro el día de la ópera
eran los culpables. Desde el piso de la abuela de Mireya se veía lo que hacían ellos, porque había un techo de cristal. Tenían un aparato que emitía
el sonido del do de pecho que estaba conectado a los cables que iban a desenchufar la otra
parte de la tribu. Cuando desenchufaron los cables, los
hombres se dieron cuenta y se fueron de
nuevo a conectarlos, mientras la otra parte de la tribu volvía de las
alcantarillas.
Al llegar, tuvieron una idea. Carlota y Miguel bajaron a
la habitación de los hombres y mientras no estaban les robaron la máquina que
hacía emitir ese sonido. Entonces la tribu se fue del piso de la abuela de
Mireya para que no sospechasen. ¡Ya estaba a salvo todo el mundo!
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Me
ha gustado mucho porque existía mucha intriga por saber quién estaba detrás del
misterio, pero había veces que se enrollaba mucho en un tema en particular.
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